Mientras los rendimientos de capital aumenten por encima del crecimiento económico de un país, la desigualdad irá en aumento

La desigualdad es un elemento que caracteriza a la humanidad desde su origen, pasando, evidentemente, por diferentes estadios. Se trata de una variable que ha dado lugar a distintas escuelas de pensamiento y, particularmente, al concepto de lucha de clases y a toda la teoría marxista, singularmente la escuela más significativa como contraposición al capitalismo y a los diferentes modelos de estructuración de gobiernos en diferentes países.

En esa línea, podríamos preguntarnos si la desigualdad es un lastre (Paul Krugman), o si una economía más justa también sería una economía más rica.

Lo que sí tenemos claro es que, mientras los rendimientos de capital aumenten por encima del crecimiento económico de un país, la desigualdad irá en aumento y, lo que es aún más preocupante, concentraciones extremas de riqueza atentan contra valores como la meritocracia, la justicia y la cohesión social sobre las que se asientan las democracias. Ello nos lleva directamente a una nueva pregunta: ¿están las democracias directamente en peligro por el crecimiento de las desigualdades?

El SOMA-FITAG somos una federación representativa en varios sectores estratégicos de la economía, y el energético es uno de ellos. En relación a este sector, una preocupación importante son los costes energéticos. Los de este país son poco aceptables, lo que afecta al conjunto de los ciudadanos, tanto en su faceta doméstica como en lo que atañe a la competitividad de las empresas y por tanto al empleo.

Así ¿la pobreza energética, como evidente indicador de desigualdad, sería más fácilmente atajable respecto a otros elementos si verdaderamente existiese un reparto equitativo de los beneficios del sector?

Paralelamente, en la parte que nos afecta a todos como ciudadanos, debemos preguntarnos si el acceso sencillo, no a una serie de servicios de variada índole que forman parte del estado de bienestar (sanitarios, educativos, culturales, etc.) supone, entre otros factores, el abandono de las zonas rurales, ¿podría llegar a ser esta circunstancia otro elemento importante de la desigualdad?

Extracto de la intervención de José Luis Alperi en la XV Escuela Internacional de Verano Manuel Fernández López Lito

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